Nuevos medios para nuevos fines en la educación
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Nuevos medios para nuevos fines en la educación
El pensamiento complejo, la perspectiva interdisciplinaria e investigación son tendencias innovadoras en la educación y fundamentales para cuestionar el qué, cómo y para qué se aprende.
Al innovar en la educación se enfrentan las costumbres contra las demandas de asignar nuevos fines a la docencia y la búsqueda de nuevos medios para optimizar los aprendizajes. Estos nuevos fines y medios de educar en ocasiones son novedosos para algunos países y para otros son prácticas consolidadas. La educación está inherentemente vinculada a la cultura de los pueblos, a sus modos de producir riqueza, sus maneras de enriquecer la cultura y a la demanda social de soluciones a condiciones de pobreza, violencia, adicciones y la vida licenciosa.
Los fines y medios en educación están ligados a dos preguntas centrales: ¿Qué y para qué deben aprender los estudiantes? Y dos, ¿mediante cuáles medios pueden aprender eso que deben aprender? Estas cuestiones suponen objetivos y aprendizajes ineludibles y formas en gran medida universales, y al mismo tiempo, se asumen posibles respuestas en distintas épocas de la historia y en diferentes regiones geográficas.
La cultura humana hoy es inabarcable. También son numerosas las rutas para conocerla, comprenderla y enriquecerla. Por eso cada sociedad define objetivos concretos de la educación para un tiempo y, asimismo, escoge los principales medios para lograrlo. Estas definiciones se enfrentan con el desarrollo integral de la cultura y los hallazgos de la ciencia de la educación, situación en la cual surgen nuevos fines y medios diversos.
Tres movimientos culturales son novedad para la educación, el estudiante y el educador. Nacidos en el siglo XX, cuestionan el qué, cómo y para qué se aprende. En el mundo educativo son tendencias importantes. Se trata del pensamiento complejo, la interdisciplina y la formación en y para la investigación. Una revisión somera puede ayudar a empujar la innovación del trabajo universitario en nuestros días, en particular en el ITESO.
El pensamiento complejo es una manera de referirse a la complejidad como método, según se propone en la obra de Edgar Morín y otros pensadores. Consiste en una metodología de aproximación para entender al mundo y al ser humano, bajo el supuesto de una articulación múltiple de los fenómenos de la vida en sociedad. La característica principal de la complejidad es aceptar y descubrir la articulación del problema, la educación, por ejemplo, con otras situaciones, las cuales afectan al problema de estudio y se afectan entre sí.
Aplicar el método de la complejidad en el proceso educativo permite a los estudiantes "separarse" de los contenidos para adentrarse en la construcción de una red de articulaciones y "tejer" la comprensión y las posibles soluciones.
Otra tendencia innovadora es la interdisciplinariedad, que sucede cuando distintas áreas de conocimiento se conectan para facilitar el trabajo que cada una desempeña, colaborando de manera conjunta en la solución de un problema o comprensión de un fenómeno. El objetivo de la interdisciplinariedad es el estudio de modo integral, capaz de promover las relaciones, fomentar el desarrollo de nuevos enfoques metodológicos para la resolución de problemas, adquisición de nuevos conocimientos y la mejora de procesos para lograrlo. La esencia de esta práctica es la construcción de conocimiento para enfrentar problemas complejos y ofrecer soluciones con una perspectiva holística y en red.
La investigación científica, sea en ciencias naturales o sociales, es una tarea inexcusable para la universidad si quiere contribuir a poner bases para la transformación social. Esta tarea suele reservarse a los investigadores profesionales. Sin embargo, desde mediados de los años setenta y con mayor fuerza con las aportaciones recientes de la cultura digital, la investigación se considera un modo de lograr una formación universitaria con base en el contacto directo de estudiantes y profesores con las realidades sociales del país. Fenómenos tales como la pobreza, la inequidad y la desigualdad, la puesta en práctica de políticas públicas y acciones unilaterales son asuntos propios para una formación en la investigación.
Vincular los procesos de formación universitaria y de investigación científica, por ejemplo, se hace realidad mediante la "ecología de saberes". Consiste en diálogos entre el saber científico y humanístico de la universidad con los saberes legos, populares, tradicionales, campesinos, propios de las culturas primigenias y populares de la sociedad, para comprender (fin) los fenómenos de desigualdad e inequidad. Es una práctica educativa (medio) para poner en juego la capacidad de investigar de profesores y estudiantes desde el saber científico y popular.