Egresadas reciben reconocimiento del Cemefi por sus tesis de maestría
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Egresadas reciben reconocimiento del Cemefi por sus tesis de maestría
Ashlyn Elizabeth Nuckols y Martha Leticia Bravo Contreras ganaron el segundo y tercer lugar del Premio a la Investigación sobre Sociedad Civil del Cemefi con sus tesis de las maestrías en Política y Gestión Pública, y en Derechos Humanos y Paz, respectivamente.
Óliver Zazueta
La gobernanza y la incidencia de los colectivos sociales en la generación de políticas públicas fueron los objetos de estudio que las egresadas del ITESO, Ashlyn Elizabeth Nuckols y Martha Leticia Bravo Contreras abordaron en sus tesis de maestría, que las llevaron a ganar el segundo y tercer lugar, respectivamente, del Premio a la Investigación sobre Sociedad Civil del Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi).
Nuckols es egresada de la Maestría en Política y Gestión Pública y realizó la tesis La capacidad de incidencia de las Organizaciones de la Sociedad Civil en Jalisco: ¿Un camino hacia la gobernanza democrática? Bravo Contreras es egresada de la Maestría en Derechos Humanos y Paz, y su trabajo se tituló Uso de prácticas y tecnologías de comunicación en el proceso de discusión de la Ley de Personas Desaparecidas de Jalisco.
El premio será entregado en la XVI Conferencia regional para América Latina y el Caribe y en el XXII Congreso de Investigación sobre el Tercer Sector, que se llevará a cabo del 2 al 4 de julio de este año en la Universidad Anáhuac México, en el Campus Norte de la Ciudad de México.
Gobernanza y gobiernos locales
De nacionalidad estadounidense, Nuckols es egresada de la Licenciatura en Antropología Cultural de la Duke University de Carolina del Norte. Llegó al ITESO tras buscar a algún investigador que trabajara el tema de la gobernanza, la sociedad civil y el presupuesto participativo, y al encontrar a Carlos Armando Peralta, académico del Departamento de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos (Dsoj), quien trabajaba estos temas y coordinaba el posgrado, decidió matricularse en la Maestría en Política y Gestión Pública.
“Mi estancia en México fue genial, lo extraño mucho. Estuve casi tres años en total, la maestría duró dos años, pero me quedé un rato después terminando cosas de mi tesis o solo viviendo. De las cosas que más disfruté de estudiar fue que tuve la oportunidad de meterme en unas organizaciones de la sociedad civil que tienen vínculos con el mismo ITESO. Mi tesis se trataba justo de eso, de la gobernanza dentro del gobierno local y la sociedad civil”, recuerda la egresada de 29 años.
“Estaba como muy metida en esto y entonces me quedé trabajando, y además me enamoré y me casé. De hecho ahora mi pareja, que nos conocimos en Guadalajara, ahora está aquí en Estados Unidos conmigo. Yo creo que eventualmente vamos a volver a México”.
Para la realización de su tesis se vinculó con tres organizaciones: FemiBici, que trabaja en temas de feminismo y la movilidad sostenible en la ciudad; el Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal), una organización de trabajadores de las industrias indumentaria y electrónica, cuyos miembros participaron en una iniciativa para evaluar la regulación de estas industrias en Guadalajara, y el Consejo de Instituciones para el Desarrollo Social (Cides), AC, una red de organizaciones que trabaja en temas asistenciales.
“En el caso de FemiBici, a través del Observatorio de Movilidad del Estado de Jalisco, participaron en el desarrollo de la Ley de Movilidad. Junto con Cereal son más de incidencia política; Cides es más asistencial, pero la red sí tiene metas de incidir en las leyes que impactan en las capacidades de la sociedad civil y sobre todo en el financiamiento de las organizaciones”, explicó.
En su documento busca reflexionar sobre los mecanismos de la sociedad civil para participar de una manera efectiva en el desarrollo de las políticas públicas. Nuckols tenía una trayectoria con asociaciones que han intentado participar en el desarrollo de políticas públicas, debido a que trabajó tres años en Organizaciones de Sociedad Civil (OSC) en Estados Unidos, en Carolina del Norte, en iniciativas de presupuesto participativo.
“Mi experiencia fue bastante frustrante. Es común ver muchos intentos en América Latina y Estados Unidos. Hay gente que tiene esa intención, pero luego se puede convertir en otra manera de justificar acciones autoritarias por parte del Estado”, dijo Nucklos, quien colabora con Refugee Community Partnership, una organización que trabaja con personas refugiadas.
La egresada quería saber cuáles son las métricas y los mecanismos de evaluación que pueden usarse para exigir que esos espacios ejerzan una democracia más real. Para ello se dio a la labor de evaluar casos concretos de iniciativas en las que participaron esas tres organizaciones.
¿Al final, qué resultados obtuviste en la investigación?
Uno de los más interesantes para mí, o al menos de los más accionables, es darme cuenta de que las universidades pueden tomar un papel importante en esto, porque allí puedes encontrar gente que tiene el conocimiento y no necesariamente está tan sesgado con un papel político, pues siempre vas a ver en esos espacios muchos intereses que van a chocar. Un consejo para las organizaciones que quieran entrar a este tema, es saber desde un principio quién va a participar desde el Gobierno y asegurarse de que sí tienen la posibilidad de cambiar una política pública.
Madres buscadoras
Bravo Contreras estudió la Licenciatura en Comunicación y Artes Audiovisuales de 2012 a 2017, pero siempre fue una apasionada de los temas sociales y políticos. De hecho, siempre estuvo inclinada hacia el documental. Por ello decidió entrar a la Maestría en Derechos Humanos y Paz.
“Sentía que me faltaba un poquito de bagaje y conocimiento, ya tenía la forma de hacer documentales, la técnica, pero sentía que necesitaba un poco más de conocimiento para entender la lucha de los derechos humanos”, dijo la egresada de 31 años.
Al principio su tema de investigación versaba sobre cómo los medios comunican los temas de violencia de género, pero se dio cuenta de que ya era un tema muy tratado. Giovana Patricia Ríos, coordinadora del programa, le recomendó buscar al académico Alberto Bayardo, en ese entonces profesor del ITESO, quien es especialista en temas del poder legislativo.
“Me contó un poco lo que había sucedido con las madres buscadoras hace unos años, cuando ellas lucharon para meterse en la discusión de la Ley de Personas Desaparecidas de Jalisco, que establecía la declaración especial de ausencia. Ellas, como ciudadanas, pero también como víctimas indirectas de la desaparición forzada de personas, se metieron al diálogo con diputadas, diputados y personas del gobierno”, mencionó.
En su tesis, que fue asesorada por Juan Larrosa-Fuentes, director del Departamento de Estudios Socioculturales, esperaba evidenciar el importante rol de la comunicación y de las tecnologías de la comunicación, así como la manera de comunicarse de las madres buscadoras, para el establecimiento de esta ley. “Se dice mucho que la Ley de Personas Desaparecidas de Jalisco es de las que están mejor hechas en esta materia en el país, justo porque se involucró la presencia de las familias buscadoras”.
¿Qué hallazgos relevantes encontraste en tu investigación?
Desde el principio hubo tres objetivos. Uno era sobre las prácticas de comunicación, otro era sobre las tecnologías de la comunicación y el último era sobre el involucramiento del discurso de derechos humanos. En las prácticas comunicativas fue muy importante el reconocimiento de las familias buscadoras. Ellas eran las expertas en materia de desaparición de personas y sabían lo que se necesitaba. Ahí hubo un ejercicio de que las diputadas y los diputados las reconocieran como poseedoras de la verdad, es sabido que las familias han encontrado resistencia por parte de las autoridades y son revictimizadas.
”También está la práctica del lenguaje, hice entrevistas con las familias buscadoras, con las diputadas y diputados y también con organizaciones defensoras de derechos humanos que asesoraron a las víctimas. Descubrí que fue muy importante cómo se utilizaba el lenguaje, ya sea para abrir puertas o crear puentes, o para cerrar el camino, porque de repente denunciaban que había diputados que, aunque ellas eran las expertas en el tema, empezaron a usar palabras muy de técnica legislativa muy elevada. Ahí rompían totalmente con la horizontalidad de la discusión”.
La egresada, quien hoy trabaja en el área de comunicación de HP, descubrió que la tecnología jugó un papel especial para permitir la inclusión de la voz y las exigencias de las madres buscadoras, y sumar colectivos del interior del estado, pero también de excluirlas de la discusión, al utilizar los legisladores mecanismos digitales de censura para minimizar su participación.
“Ellas están levantando toda esta labor que no les toca, que le toca al Estado, y luego se enfrentan con él y las revictimizan, no las apoyan y siguen las desapariciones en aumento, sigue siendo un problema a pesar de que la ley en Jalisco ya se publicó. Pero sigue sin estar 100 por ciento aplicada. Todavía hay dependencias y servidores públicos que no conocen la ley y no la hacen valer. En palabras de ellas, cuando terminaron la ley decían: ‘estamos muy orgullosas de lo que logramos, pero es algo que nunca debió haber sucedido. Yo nunca debí haber estado aquí luchando por una ley para encontrar a mi hijo desaparecido’”, concluyó.
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