El valor social de la investigación: un reto ante la actual crisis
Detalle BN6
- Inicio
- El valor social de la investigación: un reto ante la actual crisis
El valor social de la investigación: un reto ante la actual crisis
Más allá de los evidentes retos que la investigación debe enfrentar en el plano material dada la escasez de recursos acentuada por la crisis actual, el reto mayor es reafirmar el valor social de la investigación ante un contexto que busca socavar su legitimidad
Dr. Carlos Moreno Jaimes
Coordinador del Programa de Investigación del Departamento de Estudios Socio Políticos y Jurídicos
Sin duda, 2020 será recordado como un parteaguas en la historia de la humanidad, un año cuyas consecuencias persistirán por décadas. Mucho se ha hablado de los desastrosos efectos del distanciamiento social sobre las expectativas de crecimiento económico y sobre los, ya de por sí, elevados niveles de desigualdad social. Poco se ha dicho, sin embargo, que esta crisis también impondrá nuevos retos para la investigación académica en los años venideros, en particular para el ITESO, la universidad privada de la región Centro-Occidente de México que más ha apostado por contar con investigación de calidad.
La crisis del covid-19 ha tenido efectos notables en las condiciones de quienes dedicamos gran parte de nuestros encargos a realizar investigación. Uno de los más evidentes ha sido el tiempo y esfuerzo que nos ha implicado replantear nuestra docencia a un entorno totalmente virtual, lo cual necesariamente se ha traducido en menos tiempo para la investigación, sobre todo para nuestras colegas investigadoras, para quienes el impacto ha sido desproporcionado por su involucramiento en la educación bajo confinamiento de hijas e hijos. El distanciamiento social también ha entorpecido el trabajo de campo para recabar datos cualitativos, limitándonos a interactuar con actores quienes tienen la posibilidad de hacerlo a través de medios virtuales. La disponibilidad de financiamiento externo se ha reducido significativamente para dar prioridad a proyectos más directamente relacionados con entender y responder a la crisis sanitaria.
Además de las evidentes restricciones que el escenario actual ha impuesto a las actividades de investigación en general, es importante enfatizar que las condiciones de polarización política y social en México y otros países también resultan desfavorables para la investigación de calidad. A nivel mundial hay, desde hace tiempo, corrientes políticas que intentan simplificar la realidad compleja, negar la
diversidad cultural, crear estereotipos y dividir al mundo en dicotomías falsas. Esa tendencia es totalmente contraria a los principios del pensamiento científico moderno, según el cual lo que consideramos “verdad” debe sustentarse en evidencia obtenida a partir de estándares rigurosos de comprobación y ningún hallazgo puede considerarse definitivo. La actitud escéptica de quienes nos dedicamos a la investigación científica se opone a la visión reduccionista, cerrada y maniquea que comenté anteriormente. Por ello estoy de acuerdo con el filósofo y ensayista español, Daniel Innerarity, cuando afirma que “la principal amenaza de la democracia no es la violencia ni la corrupción o la ineficiencia, sino la simplicidad”.1 El problema surge cuando la polarización ideológica desemboca en una construcción social negativa de la comunidad científica, pues ello mina la confianza de la sociedad sobre la relevancia y pertinencia de la investigación.
Por tanto, más allá de los evidentes retos que la investigación debe enfrentar en el plano material, dada la escasez de recursos acentuada por la crisis actual, el reto mayor, desde mi perspectiva, es reafirmar el valor social de la investigación ante un contexto que busca socavar su legitimidad. La investigación en el ITESO por años se ha propuesto abordar temas que son socialmente pertinentes, es decir que atañen a las problemáticas de diversos grupos de la sociedad, especialmente de aquellos más desfavorecidos. Y me parece que lo ha conseguido a través de proyectos que se enfocan a diagnosticar las condiciones de vida de poblaciones tan diferentes como los adultos mayores, migrantes en tránsito hacia Estados Unidos, las niñas y los niños de Jalisco, comunidades indígenas, así como proponer intervenciones específicas para resolver problemas tan agudos como el hambre, la inseguridad, la corrupción, la pérdida de derechos económicos y sociales y un largo etcétera. Para que nuestra labor logre mayor visibilidad entre el resto de la sociedad debemos esforzarnos en difundir los resultados de nuestras investigaciones mediante de un lenguaje llano y libre de tecnicismos, a través de medios al alcance de muchos y en alianza con personas e instituciones externas que ayuden a potenciar su impacto.
Como afirma Rob Riemen, escritor neerlandés, “la verdad científica está constituida por hechos, por la realidad que podemos tocar, ver y calcular. Es racional, pero la razón no puede determinar el valor de las cosas y no tiene significado”.2 A quienes hacemos investigación nos corresponde visibilizar el significado del quehacer científico y subrayar su valor social.
Referencias:
1 Daniel Innerarity, Una teoría de la democracia compleja, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2020.
2 Rob Riemen, Para combatir esta era. Consideraciones urgentes sobre el fascismo y el humanismo, México, Taurus, 2017, p. 98.